¡Si se Puede! (Yes we can)

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Cesar Chavez and the late Sen. Robert F. Kennedy. Photo courtesy of the U.S. Environmental Protection Agency.

By Marco A. Grimaldo

Hoy, hace 89 años  nació César Estrada Chávez, un gran defensor de los derechos civiles y activista del movimiento laboral.

Chávez es conocido por ser el co-fundador del sindicato de Campesinos Unidos (United Farm Workers en inglés), junto con Dolores Huerta. Sus esfuerzos comenzaron organizando comunidades agrícolas en California. Su éxito en la construcción del sindicato y su lucha contra las prácticas laborales discriminatorias han inspirado a Latinos en  Estados Unidos para luchar por cambios en sus comunidades.

Aunque su cumpleaños no es un día de fiesta federal, el Presidente Obama proclamó el 31 de marzo día de César Chávez e instó a los estadounidenses a “observar este día con el  servicio adecuado, en programas comunitarios y educativos para honrar el legado de Cesar Chávez”.

Yo primero conocí a Chávez en el verano de 1977.  Tenía 14 años y mis padres nos llevaron a mi hermana y a mí a la convención del sindicato en el sur de Texas para oírle hablar. Recuerdo que llegamos al edificio donde la asamblea se había reunido, Chávez se acercó al micrófono. Habló de asuntos que les importaban a los trabajadores agrícolas y sus familias y sus palabras inspiraron a muchos para organizarse y abogar para mejorar sus condiciones de vida.

Llegué a conocer a Chávez mejor ya de adulto, pero me sigue inspirando la memoria de él llegando a ese podio en San Juan, Texas para hablar en favor de mejores condiciones para los trabajadores, por trabajo bien remunerado, con condiciones seguras, elementos necesarios para mantener una familia. Chávez le pregunto a la multitud, “¿eso es mucho pedir?”

Chávez vio el desafío del hambre y la pobreza como un problema de poder y política. Pan Para el Mundo ha dicho a menudo que podemos acabar con el hambre y sólo falta voluntad política para hacerlo. Chávez, por lo tanto, señaló la ironía de que los campesinos, no teniendo suficiente dinero ni comida para ellos mismos, a pesar de que son responsables de la siembra, cultivo y cosecha de grandes cantidades de comida que muchos disfrutan en Estados Unidos.

En un informe del Instituto de Pan Para el Mundo en 2014 se reportó que la tasa de pobreza para familias de trabajadores agrícolas fue más del doble que de todos los empleados que reciben sueldos y salarios combinados, y es mayor que la de cualquier otra ocupación general.

Para resaltar los bajos salarios y pobres condiciones de los campesinos, Chávez en 1968, empezó el primero de varios ayunos. Pasó 25 días sin alimentos y más tarde escribió, “el ayuno es también una sentida oración para la purificación y fortalecimiento para todos los que trabajan conmigo en el movimiento de trabajadores agrícolas, este ayuno es también un acto de penitencia para aquellos en posiciones de autoridad moral y para todos los activistas, de hombres y mujeres que saben lo que es correcto y justo, que saben que pueden y deben hacer más”.

Chávez rompió el ayuno al tomar comunión en una misa asistida por miles de personas, incluyendo el Senador Robert F. Kennedy.

Al ver a Kennedy y Chávez juntos, pienso que aquellos de nosotros que hoy disfrutamos de una mayor voz en la sociedad estadounidense, especialmente aquellos que crecieron en comunidades menos favorecidas, les debemos mucho a líderes como Chávez. ¿Qué sacrificios estamos dispuestos a hacer en nuestras propias vidas para preparar el camino para los millones de personas que vienen detrás de nosotros y que desesperados gritan para ser escuchados?

La alegría de los campesinos es “Sí se puede” o “Yes we can”. Chávez nos enseñó que si se puede. Y en este día de César Chávez los invito a reflexionar que pueden hacer para ayudar a acabar con el hambre y la pobreza en Estados Unidos y alrededor del mundo.

Marco A. Grimaldo es asociado nacional para la participación de latinos en Pan para el Mundo.

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