Las tasas de pobreza y hambre caen para los hispanos

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De Christine Melendez Ashley

El Mes del Patrimonio Hispano, una celebración del patrimonio, la cultura, y las contribuciones de los hispanos y latinos en Estados Unidos comienza hoy.

Los hispanos han hecho grandes contribuciones a Estados Unidos. Sin embargo, muchos de ellos aún sufren de hambre y pobreza. La semana pasada, me encontraba ansiosa mientras esperaba la publicación de nueva información acerca del hambre y la pobreza en Estados Unidos.

Cada año desde la Gran Depresión, la publicación de dicha información ha producido noticias decepcionantes. En el 2008, las tasas de hambre y pobreza aumentaron por 30 por ciento. Y permanecieron altas desde entonces.

Pero la semana pasada, recibimos nuestras primeras buenas noticias. Nos enteramos de que el número de estadounidenses a riesgo de hambre bajó, a 42 millones de 48 millones, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés).

El número de hispanos a riesgo de hambre también bajó, a 10.3 millones de 12.3 millones.

¿Será que una disminución en el número de estadounidenses a riesgo de hambre también señalaría una disminución en la tasa de pobreza?

La respuesta a esta pregunta la recibimos el martes. ¡El número de personas viviendo en la pobreza también había bajado! Cuarenta y tres millones de personas, entre ellos 12.1 millones de hispanos, vivían en la pobreza en el 2015, comparado a 46.7 millones, 13.1 millones de hispanos, en el 2014, según el Censo nacional.

Estas son buenas noticias. Por primera vez desde la Gran Recesión, las tasas de hambre y pobreza han bajado para todos los sectores demográficos. Son 2 millones de hispanos menos los que ahora viven a riesgo de hambre, y 1 millón de hispanos menos los que vivían en la pobreza en el 2015. Si esta tasa de disminución se convirtiese en una tendencia anual, el hambre y la pobreza se acabarían para el año 2030.

Sí, es verdad que el número de individuos y familias enfrentando dificultades aún son demasiados. Las tasas de hambre y pobreza aún no han bajado a los niveles anteriores a la recesión, y aún hay mucho por hacer para poder acabar con el hambre para el año 2030.

Pero la información publicada esta semana nos demuestra lo que se puede lograr. Podemos acabar con el hambre. Nuestro país le debe dar prioridad.

Christine Melendez Ashley es analista de política nacional en Pan para el Mundo.

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