Washington, D.C. – En el periodo previo a su inauguración como el 45º presidente de Estados Unidos, Pan para el Mundo le ha enviado una carta al presidente electo Donald J. Trump exhortándole a que tome seis medidas durante el primer año de su mandato que reducirán el hambre a la mitad en Estados Unidos y en todo el mundo.
“Dado un crecimiento económico y un buen esfuerzo, es posible reducir el hambre a la mitad en Estados Unidos y por todo el mundo en los próximos ocho años”, dijo el reverendo David Beckmann, presidente de Pan para el Mundo en su carta. “Usted ha hecho grandes promesas de prosperidad para comunidades que están sufriendo por todo el país, y reconoce el vínculo entre la seguridad global y el hambre. Reducir el hambre a la mitad dentro de ocho años sí es posible, y nosotros nos lo podemos imaginar fijando esa meta y lográndolo”.
La carta presenta los seis pasos que podría tomar Trump para reducir el hambre a la mitad:
Creación de empleos y su iniciativa de infraestructura, con énfasis particular en comunidades que tienen altas tasas de pobreza persistente o concentrada. Un buen empleo es la mejor manera que salir del hambre y la pobreza, y mejorar la infraestructura del país es importante para mantener competitividad. El costo de la pobreza concentrada es alto – en cuestiones de violencia, patrullaje y seguridad, mala nutrición y salud, baja productividad, y desesperación.
Servicio médico. El Congreso debe implementar un mejor sistema al mismo tiempo que revoque Obamacare – esto para no poner a millones de personas en riesgo de perder su acceso al servicio médico. La salud y el hambre están vinculados. El hambre extendida en Estados Unidos contribuye a la mala salud, y a unos 160 mil millones de dólares en gastos relacionados con el servicio médico. Antes de la Ley de Cuidado de Salud Asequible, 1 de cada 3 personas con enfermedades crónicas tenían que optar por tratamiento o por alimentos para sus familias.
Inmigración. La violencia, el hambre, y la pobreza fuerzan a muchas personas de sus países hacia Estados Unidos. El abordar los factores que los fuerzan a desplazarse y a arriesgar sus vidas reducirá la inmigración. La economía y la moralidad de esta nación están vinculados con nuestro tratamiento de los inmigrantes. Un gran país les da la bienvenida a los inmigrantes.
Desarrollo global. El hambre global es una amenaza a la seguridad global. En el primer año de su mandato Trump puede fortalecer la respuesta del Gobierno estadounidense a los estados al borde del desastre. Invertir en desarrollo de auto-suficiencia y prácticas humanitarias podrían mejorar la seguridad del mundo y de Estados Unidos.
Reforma al sistema penal. Con más de dos millones de personas encarceladas en nuestro país, a un costo de unos 45 mil millones de dólares, el apoyo a la reforma de sistema penal ha crecido en ambos partidos políticos. La reducción de sentencias mínimas para crímenes no violentos ahorraría millones de dólares, y esos dólares podrían financiar programas para personas que están en transición de la cárcel al mercado laboral, lo cual reduciría su riesgo de volver al crimen para ganarse la vida.
Nutrición global. La desnutrición atrofia de forma permanente a los cuerpos, y limita los futuros de un cuarto de los niños en países en desarrollo. Conocimientos recientes nos dan maneras asequibles de reducir la desnutrición. Cada dólar invertido en nutrición para madres y niños produce un rendimiento de $16 – y proporcionarles nutrición a los bebés que padecen hambre es labor sagrada.
“Nuestro país se ve muy dividido. El racismo, el prejuicio contra los inmigrantes, y la promoción de profundas divisiones en la sociedad van en contra del amor de Dios y contribuyen a la persistencia del hambre y la pobreza. Así que miramos hacia usted, como presidente, para que manifieste los ideales de nuestra nación de inclusión y respeto para todas las personas”, dijo Beckmann.
