Para los Guatemaltecos, el hambre provoca la migración

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Por Jordan Teague

La creciente cantidad de personas migrando desde Guatemala y Honduras con la esperanza de cruzar la frontera sur de Estados Unidos ha llamado la atención de los medios noticiosos en estas últimas semanas. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza  (CPB por sus siglas en inglés)  informa que la cantidad de familias guatemaltecas arrestadas en la frontera casi se ha duplicado en comparación con el del año pasado. El Comisionado de la CPB, Kevin McAleean señaló que su análisis confirma que la inseguridad alimentaria es el factor el principal  que ha provocado este aumento en la migración desde Guatemala.

Todos los años, muchos migrantes centroamericanos de los países del “Triángulo Norte”—Guatemala, El Salvador, y Honduras—llegan a la frontera con Estados Unidos. Esto no es algo nuevo. Lo que es nuevo es la sorprendente proporción de migrantes del Triángulo Norte que son guatemaltecos. La migración desde Honduras ha incrementado en una pequeña cantidad, mientras que menos personas han migrado desde El Salvador este año.

Pan para el Mundo cree que la migración debería ser una opción, sin embargo, muchas familias no tienen opción debido a los extremadamente altos niveles de  hambre, malnutrición, pobreza y violencia.

El periódico Washington Post informó que los recientes migrantes guatemaltecos  provienen de la región de Huehuetenango. De acuerdo a la encuesta Demográfica y de Salud más reciente, la tasa de malnutrición del área, determinada por la atrofia del crecimiento, es una de las más altas de Guatemala. La atrofia del crecimiento es una forma de malnutrición peligrosa que surge como resultado de la malnutrición crónica antes de los dos años de edad y causa daño irreversible al desarrollo físico y cognitivo, así como problemas de salud permanentes. El promedio de general de atrofia del crecimiento en Guatemala es del 46.5 por ciento de todos los niños menores de cinco años. En las áreas del altiplano occidental que incluye a Huehuetenango, el promedio de atrofia del crecimiento es tan alto como el 70 por ciento.

Los efectos de la atrofia del crecimiento reflejan el estado de bienestar general de un país y grado de éxito para superar la pobreza extrema. También pone de manifiesto el potencial de un país en los años por venir—los esfuerzos para ayudar a la generación que son niños ahora son vitales para un progreso de desarrollo sostenible. Los niños que sobrevivan y prosperen gracias a una buena nutrición serán capaces de crecer, educarse y con el correr del tiempo, tener mejores empleos en comparación los que padecen de atrofia del crecimiento.

En todos mis viajes y visitas con familias en comunidades alrededor del mundo escucho que el sueño principal de los padres es poder proveer para sus hijos. Este sueño no puede ser alcanzado en comunidades donde el crecimiento de 70 por ciento de los niños de la próxima generación está atrofiado.

Además de la malnutrición descontrolada entre los niños, las familias tienen otras razones relacionadas con el hambre para salir de Guatemala; muy sencilla: “falta de alimentos”. De acuerdo a un análisis realizado en el 2017 por el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés), el cambio climático, específicamente el agravado fenómeno de El Niño, durante el periodo de los años 2014 al 2016, provocó una sequía prolongada en el área del “Corredor Seco” del Triángulo Norte. Muchas de las áreas montañosas de Guatemala están en el Corredor Seco. La sequía afectó la inseguridad alimentaria y también la disponibilidad de empleos. Aunque sabemos que la decisión de migrar es complicada, al hacerla después de considerar múltiples factores, el mayor porcentaje de migrantes encuestados para el análisis del WFP dijeron que la razón más importante para migrar fue que “no hay alimentos”.

Pan para el Mundo acogió la visita reciente de McAleenan al Triángulo Norte, la cual le dio la oportunidad de ver de primera mano y entender los factores precipitantes por los que las familias y los niños emprenden la larga y peligrosa jornada de tratar de llegar a Estados Unidos. Cualquier política de inmigración integral de Estados Unidos debe incluir respuestas a la raíz de las causas de la inmigración—y esto requerirá el conocimiento y compromiso de múltiples agencias del gobierno. Agencias del gobierno de Estados Unidos tales como la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), el Departamento de Estado, y la Corporación del Desafío del Milenio (Millennium Challenge Corporation) están trabajando en el Triángulo Norte para ayudar a mitigar los factores precipitantes de la migración. El conocimiento y la experiencia de estas agencias que ya están trabajando en el Triángulo Norte será clave para expandir la respuesta del gobierno de Estados Unidos a las causas de raíz en la región.

Recortar la ayuda a los países del Triángulo Norte, como ha sido propuesto recientemente, puede ser un enfoque estrecho y contraproducente. Programas tales como Alimentando el Futuro, que invierte en la seguridad alimentaria y nutrición en Guatemala y Honduras están teniendo un impacto positivo. En Guatemala, Alimentando el Futuro ha registrado una reducción de 15 por ciento en la pobreza y una reducción de 12 por ciento en la malnutrición crónica infantil en áreas donde el programa está activo. Eliminar el apoyo financiero de estas comunidades no facilitará que las familias permanezcan en sus hogares.

Pan para el Mundo propone un enfoque integral a la política de inmigración, uno que reciba a los inmigrantes, aborde las causas subyacentes de la migración forzada, y proteja la dignidad otorgada por Dios a cada ser humano.

Jordan Teague es la Analista de Políticas Internacionales del Instituto de Pan para el Mundo.

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