Las caravanas hacia el norte y el ferrocarril subterráneo

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Delegation convened by Christian Churches Together visiting the U.S.-Mexico border.

Nota del editor: Este articulo originalmente se publicó en la página web de Sojourners.

Por Rev. Angelique Walker-Smith

Recientemente formé parte de una delegación oficial de líderes religiosos nacionales que viajó a la frontera sur en Hidalgo, Tejas—El Río Bravo. Tengo el honor de servir como Presidenta de las Iglesias Históricas Negras de “Christian Churches Together” (Iglesias Cristianas Unidas), la organización que convocó a los líderes y colaborante de Pan para el Mundo.

Cuando llegué al aeropuerto de Brownsville, Tejas, la Patrulla Fronteriza tenía una presencia visible. De momento recordé a mis antepasados, quienes, escapando de la esclavitud forzosa en los estados del sur de los Estados Unidos hacia los estados del norte y Canadá, también fueron recibidos por las patrullas fronterizas. Este movimiento que ocurrió desde finales del siglo 18 hasta la Guerra Civil se conoció como el Ferrocarril Subterráneo.

Mis antepasados fueron recibidos con hostilidad y hospitalidad. Ellos se encontraron con la imposición de la Ley de Esclavos Fugitivos de 1793, la cuál era reforzada con el Compromiso de 1850.  Estas normas del Congreso garantizaban el derecho de un dueño de esclavos a recuperar un esclavo fugitivo.  A pesar de esto, líderes cristianas como Harriet Tubman, una miembro de la Iglesia Africana Metodista Episcopal Sion, dirigió el Ferrocarril Subterráneo. Hubo abolicionistas que abogaban por políticas justas y quienes ayudaron a estas caravanas encaminadas hacia el norte, buscando una nueva vida. Muchos eran cristianos dispuestos a tomar el riesgo de ocultar, alimentar y piadosamente animar a quienes procuraban una vida mejor.  

Esta reflexión me hizo sentir una afinidad espiritual e histórica más profunda con mis hermanos y hermanas al sur de la frontera de los EUA durante nuestra visita. La visita incluyó oraciones en la frontera, un centro de detenciones, un centro de atención y audiencias en McAllen Tejas. Cada lugar exponía las horribles y conmovedoras circunstancias en sus países de origen, y su jornada hacia la frontera, las cuales eran evocadoras de los relatos de mis antepasados.  En ambos casos, una vida nueva libre de violencia, desesperación, persecución, hambre y pobreza era y continúa siendo la esperanza. Por eso es que tenemos un Ferrocarril Subterráneo en los tiempos modernos.

Mientras la caravana de personas buscando protección continua su larga jornada hacia los Estados Unidos, la administración ha respondido a esta crisis humanitaria separando y encarcelando familias, deteniendo y enjuiciando padres, rechazando a los solicitantes de asilo, y desplegando tropas militares en las comunidades fronterizas. El anuncio de la administración del presidente Trump, de poner fin a las protecciones de asilo a menos que se hagan a través de un puerto de entrada no solo es cruel, sino que también es la antítesis del evangelio de hospitalidad de Jesucristo. Solicitar asilo es un derecho humano. Como personas de fe, afirmamos ese derecho y reclamamos que la administración y los miembros del Congreso hagan lo mismo. Además, los Estados Unidos debe detener la facilitación del desplazamiento y colaborar en maneras de remediar la raíz de las causas de la migración forzada.

Nuestras tradiciones cristianas nos enseñan y nos llaman a recibir al extranjero, defender a los vulnerables y amar a nuestro prójimo. Respetar el derecho de procurar la seguridad sin temor a ser castigado debe ser protegido por la ley. En lugar de continuar con las detenciones inmorales e innecesarias, las deportaciones y las peligrosas políticas fronterizas, deberíamos proseguir con el legado de nuestra historia que es hospitalario y dirigido por un liderazgo moral.

Rev. Angelique Walker-Smith es asociada superior de participación Afro Americana y de la Iglesia Ortodoxa.

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