El Congreso y el presidente están tomando decisiones importantes que podrían afectar a las personas y familias que viven en la pobreza y están en riesgo de padecer de hambre. La agenda legislativa de Pan para el Mundo se enfoca en los asuntos de mayor impacto para solucionar el problema del hambre. Estos son asuntos que se están tratando en el Congreso o la administración y algunos podrían representar una seria amenaza.
En el Congreso, fuerzas políticas promueven recortes a los programas enfocados en la pobreza. El ajustado ambiente fiscal significa que los miembros del Congreso están buscando efectuar recortes donde puedan. La ayuda extranjera, SNAP (antes conocido como cupones para alimentos) y otros programas que ayudan a las personas a combatir el hambre están en riesgo. Estos programas no son protegidos por cabilderos o grupos de presión, ni campañas con grandes presupuestos que protejan sus intereses. Por esta razón, es crítico que con su voz abogue en favor de dichos programas.
El Congreso deberá reautorizar el programa nacional de almuerzos y desayunos escolares, el programa de alimentos para el cuidado infantil, el programa de alimentos de verano, y el programa de nutrición WIC para mujeres embarazadas y nuevas madres—juntamente con sus niños pequeños. La campaña de Ofrenda de Cartas 2015 de Pan está enfocada en este tema.
Existe un creciente ímpetu bipartidista para la reforma del sistema de justicia criminal y las prisiones en los Estados Unidos. Personas que han estado previamente encarceladas tienen una mayor probabilidad de padecer de hambre y pobreza. Muchos empleadores se rehúsan a contratar personas con récord criminal. Las leyes prohíben que personas con ciertas convicciones tengan acceso a ciertos programas de la red de seguridad. Sin el ingreso y sin acceso a los beneficios federales, ciudadanos que están reintegrándose en la sociedad son vulnerables al hambre y a la reincidencia.
Durante emergencias en el extranjero, nuestro gobierno federal a menudo envía ayuda en forma de alimentos. Aunque los alimentos son una importante herramienta para salvar millones de vidas cada año, es tiempo de actualizar los programas del gobierno para que respondan mejor en el mundo globalizado del siglo 21. Las reformas a los programas de ayuda alimentaria permitirán que la ayuda beneficie a cientos de millones más de personas cada año, sin costo adicional alguno para los contribuyentes norteamericanos.
Haciendo una diferencia en 19 países de África, Asia, América Latina y el Caribe, Alimentando el Futuro se enfoca en el sostenimiento de pequeños agricultores, especialmente de mujeres, al aumentar la cantidad de cosechas que pueden cultivar, mejorar su acceso a los mercados y ayudarlos a administrar mejor los recursos naturales. En el año 2013 solamente, la iniciativa apoyó a casi 7 millones de pequeños agricultores y ayudó a salvar a 12.5 millones de niños de la amenaza del hambre, la pobreza y desnutrición.
"Juzgará a los afligidos del pueblo, Salvará a los hijos del menesteroso"
Afghanistan would be considered likely to have high rates of hunger because at least two of the major causes of global hunger affect it—armed conflict and fragile governmental institutions.
Malnutrition is responsible for nearly half of all preventable deaths among children under 5. Every year, the world loses hundreds of thousands of young children and babies to hunger-related causes.
Bread for the World is calling on the Biden-Harris administration and Congress to build a better 1,000-Days infrastructure in the United States.
“As you therefore have received Christ Jesus the Lord, continue to live your lives in him, rooted and built up in him and established in faith.” These words from Colossians 2:6 remind us of the faith that is active in love for our neighbors.
The Bible on...
The Supplemental Nutrition Assistance Program (SNAP) is designed to respond to changes in need, making it well suited to respond to crises such as the COVID-19 pandemic.
Bread for the World and its partners are asking Congress to provide $200 million for global nutrition.
In 2017, 11.8 percent of households in the U.S.—40 million people—were food-insecure, meaning that they were unsure at some point during the year about how they would provide for their next meal.